jueves, 25 de noviembre de 2010

El caramelo instructivo. (Gianni Rodari)

Gianni Rodari (lo leímos en la Unidad cuatro "EL ÁRBOL DE LAS ZAPATILLAS"), ese escritor italiano que escribió muchos cuentos para niños, algunos de los cuales os proponía que imaginarais el final...pues tiene un cuento muy divertido de cómo podía ser una escuela y la educación en un planeta llamado Bhi.

El caramelo instructivo
de Gianni Rodari

En el planeta Bih no hay libros. La ciencia se vende y se consume en botellas.

La historia es un líquido colorado como una granada; la geografía, un líquido color verde menta; la gramática es incolora y sabe a agua mineral. No hay escuelas; se estudia en casa. Los niños, según la edad, han de tomarse cada mañana un vaso de historia, algunas cucharadas de aritmética, etcétera.

¿Vais a creerlo? Son caprichosos igualmente.

-Vamos, sé bueno -dice mamá-; no sabes lo rica que está la zoología. Es dulce, dulcísima. Pregúntaselo a Carolina - que es el robot electrónico de servicio.

Carolina se ofrece generosamente para probar antes el contenido de la botella. Se echa un poquitín en el vaso, se lo toma y lo paladea: ¡Huy!, ya lo creo que está rica - Exclama.

E inmediatamente comienza a recitar la lección de zoología:

-"La vaca es un cuadrúpedo rumiante que se alimenta de hierba y nos proporciona el chocolate con leche".

-¿Has visto? - pregunta mamá, triunfante.

El pequeño colegial se queja. Todavía sospecha que no se trate de zoología, sino de aceite de hígado de bacalao. Luego se resigna, cierra los ojos y engulle su lección de un solo trago. Aplausos.

Naturalmente también hay, como es lógico, algunos colegiales diligentes y estudiosos: es más, golosos. Se levantan por la noche para tomarse a escondidas la historia-granada y se beben hasta la última gota del vaso. Se vuelven muy sabios.

Para los niños de los parvularios hay caramelos instructivos: tienen sabor de fresa, de piña, de cereza, y contienen algunas poesías fáciles de recordar, los nombres de los días de la semana y la numeración hasta diez.

Un amigo mío cosmonauta me ha traído uno de estos caramelos como recuerdo. Se lo he dado a mi pequeña e inmediatamente ha empezado a recitar una poesía cómica en el idioma del planeta Bih, que decía más o menos:

anta anta pero pero

penta pinta pim peró,

y yo no me he enterado de nada.

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